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Administrando nuestro tiempo

Administrando nuestro tiempo

El día tiene 24 horas. La semana tiene 7 días, lo que nos da un total de 168 horas que se reinician cada lunes y terminan cada domingo para enseguida, recomenzar el ciclo. Este total de horas, nos vemos en la imperiosa necesidad de administrarlas lo mejor posible y distribuirlas entre los diferentes ámbitos de nuestra vida. El hogar, trabajo, amigos, compromisos personales entre otros. Lo cierto es que el tiempo es nuestro recurso más preciado, pero lamentablemente, en muchas ocasiones el más desperdiciado. Debemos hacer un análisis de todas nuestras obligaciones y rutinas para poder hacer un uso óptimo de nuestro tiempo.

Aprender a manejar el tiempo requiere de establecer prioridades y planificaciones así como una estricta disciplina de horarios para que una actividad no nos robe tiempo de otra e incluso llegue a absorberlo todo, anulando una segunda tarea o aspecto con el que debemos cumplir y que ya este determinado previamente. Si eso sucede comienza el descontrol, el estrés, el cansancio e incluso la falta de responsabilidad ante los demás por compromisos no cumplidos a su tiempo, o la falta de seriedad con la odiada impuntualidad.

Aprender a administrar el tiempo es una disciplina que se aprende con planificación, práctica y carácter con lo cual una vez alcanzado el objetivo, podremos mantener el equilibrio entre nuestros múltiples escenarios y el logro de metas a corto, mediano y largo plazo.

Para poder aprovechar nuestro tiempo al máximo debemos conocer primero en que debemos invertirlo y en que realmente lo estamos invirtiendo. Allí radica la clave de todo. Seguidamente tener claro lo que queremos cumplir cada cierto lapso de tiempo. Para lograr lo planeado, podemos utilizar herramientas como la agenda, el teléfono móvil, calendarios, y alarmas recordatorias entre otras.

Es muy importante reconocer, ubicar y eliminar los enemigos de tu tiempo y uno de los mayores y mas poderosos es el no saber decir “NO”. Sobrecargarnos de tareas que requieran cuotas adicionales de tiempo y nos saquen de nuestra planificación es fatal. Asumir trabajos de otros que no nos corresponden, bien sea como un favor, o cuando uno de nuestros subordinados no cumple con su responsabilidad como se supone debería haberlo hecho.

Otros enemigos del tiempo pueden ser visitas inesperadas, llamadas telefónicas que se alargan más de lo debido, invitaciones a reuniones improvisadas, comenzar alguna nueva tarea sin saber cuento tiempo realmente nos llevará, u ofrecernos de voluntarios para trabajos eventuales. Todos ellos son asesinos de nuestro tiempo.

Escriba en la noche lo que deberá hacer al día siguiente estableciendo horarios y comprometiéndose con Ud. Mismo a cumplirlos. Por supuesto que siempre habrán imprevistos que le harán pensar en salirse de la ruta marcada, ante lo cual, no queda otra que improvisar y evitar que suceda en lo posible.

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